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    Napoleón N° 3565 Of 1002 Las Condes - Santiago

PREGUNTAS FRECUENTES

Un psicólogo es un profesional que ha realizado una formación universitaria (está preparado por tanto según un proceder científico) y, en la mayoría de los casos, una formación personal (un desarrollo personal mediante un «análisis» o una «psicoterapia»). Esto no quiere decir que el psicólogo es una persona perfecta, sin errores; sino alguien que ha desarrollado empatía y la capacidad de estar atento a los procesos mentales, conductuales y sociales, que generan el bienestar psicológico en general. La formación del psicólogo está centrada en la comprensión del comportamiento humano y en la capacidad a estar atento a las dificultades de lo demás.
En este sentido, el psicólogo no es un «profesional en general de la salud» ni un «auxiliar médico», sino que un profesional de la salud mental, que forman una profesión en sí, aunque se distingan entre ellos por los campos de intervención y sus «teorías de referencia».
El psicólogo tiene por objetivo evaluar y tratar los desórdenes de orden psicológico que pueden aparecer de manera espontánea (como la depresión, la ansiedad), o bien a consecuencia de un choque emocional o de un estrés (como el duelo, víctima, rupturas, conflictos familiares…). Después de la evaluación, el psicólogo puede ayudarlo mediante un trabajo terapéutico en un proceso de entrevistas cuyo número de sesiones puede variar (generalmente entre 1 a 24 sesiones) y puede ser determinado con el acuerdo del paciente. O bien el psicólogo puede ayudar a derivarlos en caso necesario con un psiquiatra, un médico, un educador, etc.

Para decidir cuándo ir al psicólogo, hay que tener en cuenta varios factores. En cierto sentido, cualquier persona puede beneficiarse de los servicios psicológicos que incrementan y mantienen el bienestar general, y promueven la libertad para tomar decisiones y la fuerza para existir. Hay casos sin embargo en que es necesario o muy recomendable buscar ayuda psicológica.
En términos generales, es recomendable acudir a terapia psicológica cuando existe un problema que supera las fuerzas que tienes en determinado momento para solucionarlo, que te impide vivir y experimentar bienestar y que por lo tanto te ocasiona malestar y sufrimiento. Un problema existe cuando hay una discrepancia entre lo que haces y lo que quisieras estar haciendo, o entre los resultados que obtienes (conductual y emocionalmente) y los resultados que quisieras tener. Es por esta razón que las personas pueden necesitar ayuda psicológica.
En ocasiones no es tan sencillo detectar que existe esta discrepancia, lo único que sentimos es malestar, inconformidad o sufrimiento. E incluso cuando se llega a identificar el problema a veces no es tan simple solucionarlo, en el sentido que posiblemente no dependa de una decisión de la conciencia. Por ejemplo, para Jack Nickolson, en la película Mejor Imposible (As Good As It Gets), no es tan sencillo como proponerse que a partir del próximo lunes va a dejar a un lado sus obsesiones, y dejará de lavarse las manos 10 veces antes de acostarse. Existen también resistencias inconscientes que bloquean lo que nos proponemos. Es por esto que resulta difícil lograr un cambio a este nivel, aunque nos lo propongamos.
Los motivos para ir con un psicólogo pueden ser:
- Una dificultad personal, como la ansiedad o malestar,
- Una situación dolorosa, como una enfermedad, duelo, trauma o separación,
- Dificultades relacionales, como problemas de pareja, problemas en la familia, o en el trabajo,
- O bien un deseo de cambio o de trabajo en sí mismo.

La herramienta que utilizan los psicólogos para ayudar es la psicoterapia. El término «psicoterapia» suscita con frecuencia una serie de percepciones erróneas, incluso fantásticas que traducen más un desconocimiento de la técnica y probablemente una resistencia inconsciente respecto a los asuntos de la mente.
La psicoterapia está fundada en un intercambio de persona a persona que se instaura gracias a la escucha, esto es, una disposición favorable hacia el otro, la ausencia de juicio, la capacidad de atención a procesos psíquicos determinados y su comprensión. Todo esto permite alcanzar el objetivo esencial de la psicoterapia, que es permitir a cada uno conocerse mejor, interrogarse acerca de su evolución y responder adecuadamente a los acontecimientos propios de la vida. La calidad de la relación que se establece en psicoterapia, el sentimiento de ser bien recibido y comprendido en lo que se vive y resiente, son elementos determinantes de toda psicoterapia, sin embargo, no lo es todo.
Este intercambio verbal en el que se apoya la psicoterapia, no es una "discusión" normal del tipo que se tiene en la vida cotidiana, con familiares o amigos. Se trata de una relación particular en la que un profesional formado en la escucha y en la comprensión de problemas psicológicos propone, en un marco concebido para ello, abordar estos problemas de manera específica, diferente a la nuestra y a la que nuestros cercanos puedan proponernos. De este modo, el terapeuta y el paciente generan a través de esta relación particular un espacio en el que se trabajarán las distintas dificultades que presente el paciente.

El psicólogo trabaja diariamente con un amplio espectro de problemáticas y grupos de pacientes - desde los más leves problemas en relaciones laborales, soledad, miedos, problemas de ansiedad, hasta los más complejos desórdenes alimenticios a esquizofrenia, demencia, etc. La mayoría de los psicólogos clínicos se especializarán en un tipo particular de asistencia o terapia, como por ejemplo terapia psicoanalítica, terapia cognitivo conductual, terapia post racionalista y sistémica entre otras.
Cualquier persona que atraviesa por una situación difícil en su día a día y desee impulsar su vida en una nueva dirección que le provea mejores resultados, puede beneficiarse del proceso terapéutico de un psicólogo clínico. La psicoterapia es de ayuda también para profundizar en temas importantes de la vida, como son cambios repentinos, decisiones importantes, etc. La psicoterapia es un espacio que puede ser utilizado como herramienta de introspección, para revisar y evaluar el rumbo que se lleva en la vida.

La diferencia más significativa entre un psicólogo, un psiquiatra y el psicoanalista es el enfoque (estudios y metodologías) con el que tratan el fenómeno de la salud mental y abordan la meta de la cura o tratamiento de la enfermedad mental. Esta diferencia tiene que ver en principio con los estudios que realiza cada uno. El psicólogo, el psicoanalista y el psicoterapeuta, todos ofrecen terapia psicológica, en cambio el psiquiatra (a menos que haya estudiado también psicología), únicamente ofrece tratamiento farmacológico.

Psicólogo
El psicólogo tiene estudios universitarios en psicología y atiende las problemáticas psicológicas desde una compresión del comportamiento humano. Realiza el diagnóstico y el tratamiento dándole más importancia a las dimensiones del pensamiento, los síntomas y la conducta, ayudándole al paciente a comprender, resolver las dificultades psicológicas y en sus relaciones que enfrenta para de este modo obtener bienestar psicológico.
Los psicólogos licenciados están calificados para dar psicoterapia y consejería, realizan pruebas psicométricas y proveen tratamiento para los trastornos mentales y dificultades psicológicas de la vida cotidiana. A diferencia con el psiquiatra, el psicólogo no cuenta con el derecho de prescribir fármacos como tratamiento (a excepción de algunos países en los que sí pueden dar medicamentos). En ocasiones, un psicólogo puede trabajar en conjunto con un psiquiatra que provea un tratamiento fármaco para los trastornos mentales, mientras el psicólogo provea psicoterapia.

Psiquiatra
El psiquiatra en cambio tiene una formación en medicina y una especialización en trastornos psiquiátricos, su enfoque generalmente es médico y les da más importancia a los aspectos orgánicos de los trastornos mentales. El psiquiatra utiliza principalmente la farmacología (prescripción de fármacos) para mejorar los síntomas incapacitantes de los trastornos psicológicos, sin embargo, algunos también realizan intervención con psicoterapia (esto significa que aprenden técnicas de ciertas psicoterapias, sin que sea necesario la obtención de un título universitario).
Usualmente, el psicólogo se encarga del tratamiento psicoterapéutico y el psiquiatra controla la medicación en caso que sea necesario. Es común que ambos profesionales trabajen de la mano en algunos casos como son la depresión mayor, el trastorno bipolar y el trastorno borderline.

Psicoterapeuta
Es importante aclarar que psicoterapeuta tiene una especialización en psicoterapia (en un instituto privado) pero no posee necesariamente estudios universitarios. La psicoterapia se refiere al trabajo del descubrimiento de sí, el mejoramiento de la calidad de vida y de las relaciones de una persona.
Existen diferentes enfoques en psicoterapia:
- Terapias cognitivo-conductuales
- Terapias psicoanalíticas
- Terapias psicodinámicas
- Psicoterapia sistémica y de familia
- Psicoterapia humanista e integrativa
- Hipnoterapia
- Terapias constructivistas
Un psicoterapeuta puede ser un psiquiatra, un psicólogo u otro profesional de la salud mental, que ha realizado una especialidad en psicoterapia. Cada vez más hay más psicoterapeutas que no cuentan con estudios de psicología, pero que han realizado estudios y especialidad profunda en esta área.

La psicoterapia es una relación particular en la que un profesional formado a la escucha y a la comprensión de problemas psicológicos propone, en un marco concebido para ello, abordar estos problemas de manera específica y diferente a la nuestra y a la que nuestros cercanos puedan proponernos. De este modo, el terapeuta y el paciente generan a través de esta relación particular un espacio en el que se trabajarán las distintas dificultades que presente el paciente.
El psicólogo escucha el sufrimiento, las dificultades, las dudas, y favorece la expresión de lo que la experimentamos realmente, y nos ayuda a poner en palabras lo vivido, utilizando diferentes técnicas: preguntas abiertas, reformulación de problemas, ejercicios de puesta en situación, espacios de silencio. El terapeuta nos lleva a confrontarnos por tanto con nosotros mismos (con nuestras debilidades), en un cara a cara con nosotros mismos en un ambiente de confianza, en un marco que provee seguridad.
La psicoterapia es un espacio que se construye por un terapeuta y un paciente, un espacio con determinadas herramientas, de evaluación, de análisis, de comprensión, de intervención, y que es puesto al servicio de una persona que requiere ayuda; un espacio que se conecta con los esfuerzos de una persona, o de una pareja o de una familia, para atender una situación que se ha salido de control. La psicoterapia tiene que ver en primer lugar con un acto de darse un momento para ocuparse de sí mismo y atender lo que ocurre en la vida, lo que no marcha bien o lo que se ha complicado.
La psicoterapia es un espacio en el que se acoge sin aconsejar ni juzgar. Para lograr esto, el psicoterapeuta a sabido adquirir la calidad de escucha necesaria, al llevar antes y durante su formación un trabajo psicoterapéutico sobre sí mismo. La alianza terapéutica, es decir el vínculo de confianza que nace y se desarrolla entre el paciente y su terapeuta, es la base necesaria para el trabajo efectivo. Es este vínculo el que permite la posibilidad para el paciente de hablar íntimamente de su sufrimiento y de sus dificultades existenciales, de lo que ocurren en su vida, de los cuestionamientos que se plantea.

¿Cuál es la finalidad de la psicoterapia?
La finalidad de la psicoterapia es poner al servicio de las personas que lo soliciten un conjunto de técnicas bien precisas, que permiten a estas personas confrontadas con dificultades personales que lo agobian y debilitan, encontrar una salida y liberarse de un malestar innecesario y poder así tener una vida más satisfactoria. Esto no quiere decir que la psicoterapia elimina el malestar en la vida, sino únicamente el sufrimiento que se origina de la impotencia o imposibilidad de atender problemas no resueltos que arrastramos en la vida. Es este sufrimiento el que decimos que es innecesario. Es la historia de vida que genera patrones y estos últimos son los que se pueden modificar.

El proceso de la psicoterapia
Para entender qué es la psicoterapia es necesario entender que se trata de un proceso. Cuando uno inicia una psicoterapia, se emprende un proceso de cambio que requiere una colaboración estrecha con el psicólogo. Es un camino en el que uno puede permitirse dejarse ir, decir lo que uno piensa y sienta realmente sin tener miedo de ser juzgado o criticado. La psicoterapia es enriquecedora, aunque también exige lo mejor de cada uno.
Durante el proceso de psicoterapia, el paciente es llevado a realizar ejercicios o tareas fuera de las sesiones, a atender situaciones o emociones actuales que le afectan, a hablar de cosas que se ha guardado y no le ha dicho antes a nadie, a constatar que los vínculos que sostiene con su entorno se transforman a medida que se avanza en el proceso, a darse cuenta que es necesario modificar ciertas ideas, ciertos puntos de vista y ciertos comportamientos, pues ha dejado de tener sentido sostenerlos. No solo ha dejado de tener sentido, sino que empieza a chocarnos, a causarnos incomodidad y malestar: esa incomodidad nos motiva a reacomodarnos.
La primera etapa de una psicoterapia es la evaluación. Primero se trata de determinar el problema y establecer la mejor forma de tratamiento para atender el problema.

¿Para qué sirve la psicoterapia? ¿A quién se dirige?
En primer lugar, la psicoterapia es una manera de la que disponemos para atender nuestras dificultades y problemas en la vida. La psicoterapia sirve poder ir más de lo que habitualmente podemos alcanzar, de modo que podamos mirarnos de otra manera, tomar conciencia de nuevas cosas, abordar nuestros problemas de manera diferente, encontrar por fin respuestas y soluciones eficaces, que nos hagan sentir bien con nosotros y en nuestras relaciones. De este modo, la psicoterapia sirve para liberarnos del sufrimiento innecesario que pesa en nuestras vidas. Nos ayuda a confiar no solo en los demás sino en nuestras capacidades. La psicoterapia nos ayuda a confiar en el mundo.

¿Cuánto dura una terapia? ¿Cuándo voy a saber si ya estoy bien? ¿El terapeuta me lo indicará o yo mismo lo sabré? Estas preguntas son frecuentes en el desarrollo de un proceso de terapia, y conviene comprender algunas ideas al respecto. En primer lugar, el tiempo estimado de un proceso de terapia varía en función de la complejidad del motivo de la consulta y del tipo de tratamiento utilizado, por esta razón es extremadamente variable. Aunque el promedio de las terapias tiene una duración entre 20 o 24 sesiones idealmente, en ocasiones el periodo de terapia puede extenderse a varios años. De este modo, cuánto dura una terapia va a depender de tus necesidades, de tus motivaciones, de tus objetivos os, de la problemática, de la estructura de carácter, del método y enfoque utilizados, del compromiso, de la honestidad, del ritmo asiduidad de las sesiones, y de la competencia del terapeuta.
A pesar de que es recomendable que el terapeuta establezca las pautas de cuánto puede durar un proceso terapéutico, también es recomendable hablar del tema y preguntar directamente a tu psicólogo cuánto dura una terapia. Muchas veces, aunque puedas estimar haber extraído de la psicoterapia lo que esperabas y te sientes mejor, conviene ponerlo sobre la mesa con el terapeuta para que después de una evaluación se determine si está afianzado lo que ha sido conquistado en la terapia. Se recomienda en general que el alta se realice en común acuerdo con el terapeuta.
Es importante tener en cuenta que toda psicoterapia pasa por momentos de resistencia por parte del paciente. Esta resistencia es necesariamente inconsciente o involuntaria, es decir, que existe a pesar de la buena voluntad de sentirse mejor del paciente. Y esta resistencia a veces puede también promover el deseo en el paciente de terminar con la terapia, diciéndose a sí mismo que no le está funcionando, o cosas similares. También esto conviene hablarlo con tu terapeuta, y escuchar su evaluación. Pues también cabe que no se trate de una resistencia de parte del paciente, y que realmente no esté encontrando una salida a sus problemas en ese espacio de psicoterapia.
También es importante señalar que un proceso de psicoterapia no finaliza con la eliminación del síntoma, y con simplemente dejar de sufrir del síntoma. Muchas veces esto puede ser un proceso relativamente rápido. Conviene además explorar y profundizar un poco para determinar qué mecanismos estaban activados y ocasionaban el malestar, de modo que exista un aprendizaje para que en un futuro puedan evitarse posibles recaídas. Esta tarea de exploración no necesariamente tiene que extenderse por años; puede tratarse de meses, dependiendo de los objetivos buscados y los acuerdos entre el paciente y el terapeuta.

Si tienes dudas respecto a cuál enfoque psicológico es mejor o más indicado para ti, este pequeño segmento puede ayudarte a tomar una decisión. Si buscas un psicólogo o ayuda psicológica, también podemos ayudarte.
Esta pregunta debería de responderse caso por caso. Si bien no hay la mejor psicoterapia para todas las personas, sí existe un tipo de terapia que se adapta mejor a las distintas maneras de ser y personalidades de cada uno. Por eso recomendamos conocer un poco de los distintos tipos de psicoterapia. En sí ningún tipo de tratamiento psicológico es mágico: depende en gran parte del esfuerzo invertido en el espacio terapéutico.
Por ejemplo, a grandes rasgos, la terapia cognitivo-conductual puede funcionar mejor para personas que necesitan una guía y un programa de trabajo estructurados; el psicoanálisis puede ser muy efectivo para personas con una alta capacidad de introspección y con una necesidad de explorar en su vida psíquica y en las causas profundas de sus dificultades, por lo tanto su pasado; la terapia sistémica sirve muy bien en casos que el problema que sufre un individuo tiene que ver con su forma de relacionarse con los demás, ya sea su pareja, su familia o grupo de trabajo. La terapia racional-emotiva es adecuada para personas que se sienten cómodos con un proceso más estructurado (como cognitivo-conductual), y también tienen inquietud sobre aspectos más bien filosóficos de la situación que vive y las dificultades que presenta (como en psicoanálisis). La terapia neuropsicológica es recomendada para pacientes que sufren de trastornos orgánicos, demencias (como Alzheimer), déficits cognitivos (por ejemplo, en esclerosis múltiple, o la enfermedad de Parkinson), y en algunos tipos de epilepsia. La terapia neuropsicológica tiene bases de terapia cognitivo conductual, por lo que también puede atender dificultades psicológicas que no tengan relación con enfermedades neurológicas.
Si bien estas señalizaciones generales, y conocer un poco acerca de los enfoques de terapia, puede ayudarle a elegir el enfoque, la mejor forma de saber cuál enfoque es el más indicado para usted es acudir a una primera consulta y evaluarlo en conjunto con su terapeuta. Por otro lado, no siempre es relevante el tipo de enfoque que se utilice para tratar distintos problemas psicológicos. Muchos pacientes pueden responder positivamente indistintamente del enfoque utilizado por el terapeuta. El psicólogo puede ayudarle a determinar si el enfoque empleado es el indicado para su motivo de consulta. Usted también puede expresarle sus inquietudes respecto a la forma de trabajar, sus expectativas y acerca de los avances que está teniendo el proceso terapéutico.

En Chile y casi en todo el mundo los psicólogos no tienen permiso para prescribir fármacos, únicamente los psiquiatras pueden hacerlo. En algunos estados de Canadá y Estados Unidos los psicólogos ya pueden recetar medicamentos.

Lograr un cambio en la vida no es fácil, en ocasiones estos cambios pueden lograrse con o sin la ayuda de un psicoterapeuta; sin embargo, esto no es lo importante. Muchas personas no acudirían a terapia más bien porque no están dispuestos a realizar un cambio en sus vidas, aunque incluso lo necesiten realmente. Acudir a terapia tiene que ver no con ser débil o fuerte, sino con la posibilidad de realmente hacer algo con respecto a la situación difícil que se está viviendo: existen muchas cosas que se pueden hacer para esforzarse por tener un mejor modo de vida, la terapia psicológica es una de ellas. Lo que no está bien, lo que es signo de debilidad es no estar dispuesto a solicitar ayuda a pesar de estar totalmente impotente y sin posibilidad de cambiar la situación de vida actual.

En cierto sentido, la importancia del pasado es reconocida por todos los enfoques de psicoterapia, en tanto que somos producto de decisiones y situaciones de nuestro pasado. Sin embargo, algunos tipos de terapia (como la terapia racional emotivo) colocan el acento en el presente en el sentido de considerar únicamente los eventos del pasado que estén relacionados con situaciones del presente, es decir que no exploran experiencias del pasado sin un referente del presente actual. Es importante señalar que la forma en como nos relacionamos con nuestro propio pasado (recuerdos, imaginaciones, etc.) es algo que es totalmente presente a nuestras vidas, y del manejo adecuado (en el aquí y en el ahora) de ello depende que no nos veamos afectados negativamente por cosas que vivimos tiempo atrás.

Puede realizarse un diagnóstico cuando sus condiciones coinciden los criterios de un desorden psicológico que afecta su vida. Algunos psicólogos consideran que un diagnóstico es necesario para definir el plan de tratamiento o el enfoque de terapia. Un diagnóstico es algo así como una constelación de signos y síntomas que sin duda es importante tener como referente a la hora realizar el tratamiento, sin embargo, es importante también no seguir de forma tan rígida los lineamientos de un cierto diagnóstico y dejar un espacio de distancia crítica que permita captar la singularidad de cada uno de los casos que presentan los pacientes. Todas las personas son únicas y presentan casos de problemas a su vez singulares, y esto es importante no perderlo de vista. Por otra parte, en ocasiones el diagnóstico es de utilidad principalmente para guiar el proceso psicoterapéutico, y no agrega ningún beneficio que el paciente se aprenda nombres técnicos de experiencias conflictivas que vive; en otras palabras, un paciente puede curarse de una depresión, por ejemplo, sin que el paciente supiera el nombre del conjunto de dificultades psicológicas y de comportamiento que padecía.

El principal motor en un proceso de terapia es el deseo e interés de cambiar algunas cosas en la vida. Si este deseo no existe, en forma de inquietud, interés, etc., el trabajo puede verse muy limitado. Esta inquietud puede expresarse en forma de honestidad del paciente, aunque no necesariamente. Existe una especie de resistencia inconsciente que es lo que hace que el cambio no sea tan fácil de lograr. El reto de una terapia es buscar formas nuevas para disolver estos bloqueos que impiden el cambio y mejorar.

El ritmo de las consultas depende de las dificultades del motivo de su consulta y del psicólogo clínico que lleve a cabo el tratamiento. Sin embargo, lo recomendable en la mayoría de los casos es iniciar con sesiones de 50 minutos 1 vez por semana. Posteriormente, las sesiones pueden ser espaciadas cada 15 días, dependiendo de los avances e indicaciones del psicólogo.

El diagnóstico es una de las claves de un tratamiento psicológico, sin embargo, no es todo lo que hay que tener en cuenta.

Algunos psicólogos atendemos por FONASA, aunque la mayoría está suscrito a una o más ISAPRES. Te recomiendo consultar en caso de dudas directamente al +569 8265 6596.